Cartagena, orgullosa siempre de su dilatada y esplendorosa Historia ha provocado, entre otras cosas, que muchos de sus hijos e hijas sientan igualmente ese orgullo, lo que les ha inducido a aproximarse, de distintas maneras, a esa Historia milenaria. Por eso, es habitual encontrar cartageneros que, a lo largo de su vida, han recopilado documentos, libros, periódicos, información en general referida a su ciudad y a sus gentes.
Esta conciencia identitaria que, sin duda, forma parte del ADN cartagenero ha servido también a muchos investigadores para realizar multitud de trabajos que han complementado los datos extraídos de fuentes oficiales más tradicionales.
El Archivo Municipal, desde hace ya más de veinte años, inició una campaña para recuperar esas colecciones documentales ofreciendo a sus propietarios todas las garantías profesionales y técnicas que permiten que esa “memoria” que ellos han ido creando, no se disperse, no se pierda en tiendas de antigüedades o mediante otros procedimientos que sólo persiguen fines lucrativos y que, por supuesto, no cuidan la propia memoria de quienes la han formado.
Personajes ilustres como Puig Campillo, Carmen Conde y Antonio Oliver, Alberto Colao, Carlos Romero Galiana, José Zarco Avellaneda, María Teresa Cervantes, Eduardo Cañabate o José María Rubio Paredes cedieron en su día a esta ciudad sus archivos y sus bibliotecas y gracias a esa iniciativa pueden ser consultados por todos los cartageneros y aquellos investigadores interesados en el estudio de sus obras o de la propia Historia de Cartagena. Pero lo más importante, gracias a su amor por esta ciudad, con esa generosidad han garantizado la conservación permanente de sus legados.
Pues bien, José Angosto García Vaso también fue uno de esos cartageneros enamorado de su ciudad y sus habitantes. En 1978, cuando estaba en plena vigencia la lucha por la provincia de Cartagena en el contexto de una Comunidad Autónoma en proceso de formación, los detractores de la reivindicación cartagenerista argumentaban que una iniciativa de ese calado podría levantar similares sentimientos en otras ciudades españolas, a lo que García Vasó contestó refiriéndose a la Cartagena Antigua: “…capital administrativa de extensos territorios la hizo ser a lo largo de muchos siglos, como término medio, la ciudad más importante de la Península…”.
García Vaso, a quién yo conocí personalmente y, de su mano y en su domicilio pude contemplar su amplia colección, siempre quiso que su ciudad se hiciese cargo de su legado, un legado acumulado por él a lo largo de muchos años y que aún no ha encontrado su ubicación definitiva a falta en esta ciudad, sin duda, de una infraestructura cultural absolutamente necesaria: un Museo de Historia de la Ciudad, donde podrían ubicarse ésta y otras colecciones similares.
El Archivo Municipal no es lugar para ello, pero quiere dejar constancia de esa necesidad y poner en valor este magnífico legado del que la exposición sobre loza de Cartagena no es más que una pequeña aunque significativa muestra.
Cayetano Tornel Cobacho
Archivero Municial
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