Situación política
Ya desde finales del siglo XV, con la pacificación interior del reino, la reactivación del comercio y la expansión hacia el Norte de África, Italia y el Atlántico de la Monarquía española recién unificada, el puerto de Cartagena se convierte en base estratégica de primera importancia para este despliegue. Se asiste a una creciente actividad militar (que motiva la creación de la Casa del Rey para el aprovisionamiento de tropas y armadas) y comercial que arrastra enseguida a otras actividades económicas de la ciudad.
Para facilitar el acceso al puerto que tan bien sirve a su política expansionista, en 1503 la reina Isabel cambia Cartagena a los
Fajardos por el
marquesado de los Vélez. A partir de ese momento, la ciudad ya no volverá a pertenecer a ningún señor feudal. Pero este brillante despliegue tiene como contrapartida la proliferación de los enemigos exteriores que amenazan las costas del imperio español.
A los corsarios argelinos se unen los de los países europeos con los que entra en conflicto la Monarquía y a las grandes flotas turcas, las de las grandes potencias europeas (Francia, Inglaterra, Holanda). En cuanto a las instituciones locales, el
concejo abierto medieval fue sustituido por un concejo cerrado en el que los regidores y alcaldes dejaron de ser elegidos para ser designados directa o indirectamente por el rey.
1516. Carta del Concejo de Cartagena al Arzobispo de Granada comunicando el bombardeo de las murallas y el puerto por los genoveses.
1516, Julio, 11. Copia de una carta real por la que los reyes Doña Juana y Don Carlos dan instrucciones a don Antonio Escobedo sobre la expedición a Berbería.
1503, Agosto, 13. El Concejo de Cartagena a Isabel la Católica, agradeciendo la incorporación a la Corona y el fin del señorío de los Fajardo y solicita
la confirmación de los privilegios de la ciudad.
Transcipcción
1596, Noviembre, 23. Informe del convento de San Ginés al Concejo acerca de la vigilancia de una nave de corsarios.
Urbanismo y entorno
Con el desarrollo económico y el aumento de importancia estratégica de la ciudad, se produce el crecimiento urbanístico que hace extenderse a la ciudad desde la falda del monte de la Concepción hasta la del Molinete, mientras que se levantan edificios públicos como el Ayuntamiento, el hospital de Santa Ana y varios conventos. En este espacio se abren algunas plazas y se establece un eje principal a lo largo de la calle Mayor, que une el muelle con el camino de Murcia. También se ejecutan sucesivas obras de fortificación, siempre insuficientes.
Habrá que esperar al siglo XVIII para que la ciudad quede en buenas condiciones de defensa. Pronto surgen dos arrabales, uno al norte de la muralla, fuera de las Puertas de Murcia y otro al este, al otro lado de las Puertas de San Ginés.
En el campo, a partir de mediados del siglo XVI, empiezan a proliferar los cultivos en las mejores tierras y aparecen las primeras casas habitadas, normalmente fortificadas.
1532. Carta ejecutoria del pleito ganado por Cartagena a Murcia por la posesión de Campo Nubla.
Población
El desarrollo de la ciudad se refleja en el crecimiento de su población, que pasa de 1.500 habitantes a principios del siglo XVI, a 5.000 a mediados de él, llegando a los 6.000 a finales. Este crecimiento, que compensa los estragos producidos por las sucesivas epidemias de peste y otras enfermedades, proviene del elevado número de inmigrantes atraídos por las nuevas posibilidades de trabajo y de negocio, y por un relativo aumento de la seguridad.
Buena parte de los nuevos vecinos llegan del extranjero, sobre todo de Italia y, en particular, de
Génova. Pero abundan también los franceses y, a pesar del enfrentamiento permanente con el mundo musulmán, del Norte de África, gracias al estrecho contacto con la ciudad de
Orán, en manos españolas. A pesar de los ataques de los corsarios, una parte de la población empieza, poco a poco, a establecerse fuera de la ciudad, surgiendo dos pequeños núcleos rurales, en
Fuente Álamo y en Alumbres.
1600. Expediente de avecindamiento de Julián Gilbert, natural de Saint Malo.
Transcipcción
1523. Certificación expedida por el escribano del Concejo de Huéscar de que no hay peste en la ciudad.
4 Noviembre 1571. Carta real de Felipe II al Concejo de Cartagena notificándole el envío de nuevas órdenes y franquicias para la repoblación del Reino de Granada, y ordenándole que sea diligente en su publicación.
1505. Padrón del último tercio de la derrama hecha para ayudar a la expedición de conquista de Mazalquivir.
Economía
Las bases económicas heredadas del período anterior van siendo modificadas, conforme aumenta la importancia cada vez mayor de la agricultura y del comercio. En la agricultura se extienden los cereales por los secanos y, como principal novedad, aparece la morera en la huerta, mientras que los terrenos incultos siguen dando
grana, esparto y
barrilla, que gana cada vez más importancia y pronto empieza a cultivarse también.
En cuanto al comercio, se desarrolla extraordinariamente, quedando convertido el puerto en una etapa fundamental en las rutas del Mediterráneo Occidental, y conectado con el Atlántico. Siguen exportándose por él las materias primas de la región y comarcas limítrofes: sal, lana, seda, cada vez más barrilla y menos grana, esparto, plomo, algunos alimentos, etc. Y siguen entrando alimentos,
esclavos, especias, armas, herramientas, artículos de lujo, etc.
Por otra parte, aparecen algunas iniciativas industriales particulares, como las jabonerías, los hornos de bizcocho, la fabricación de
alumbre o la de embarcaciones, que se unen a la fábrica de la pólvora dependiente de los oficiales de la Casa del Rey. La pesca por su parte, mantiene, a pesar de todas las dificultades, su gran importancia.
1603-1604. Libro Registro de las visitas hechas a los navíos que llegan al puerto de Cartagena.
Sociedad
A la vez que crece la población, se hace cada vez más compleja socialmente. A la antigua clase dirigente, que consigue ennoblecerse, se unen ahora los comerciantes extranjeros más ricos y los oficiales del rey en la ciudad, mientras que, entre esta clase superior y la formada por los trabajadores de la ciudad, del campo y del mar, aparece una "clase media" de artesanos, pequeños y medianos propietarios, patrones de embarcaciones, pequeños comerciantes, profesionales, etc.
El último escalón estaba constituido por los esclavos. En cuanto a la Iglesia, a pesar de su creciente implantación, con conventos de franciscanos, agustinos y dominicos, sigue estando poco representada en la ciudad, en comparación con otras poblaciones de su tamaño.
A pesar de los esfuerzos del concejo, no se consigue recuperar la sede del obispado y, durante muchos años, habrá una sola parroquia en la ciudad. Las tensiones sociales que se manifestaron al principio del siglo XVI con la revolución comunera, se mantendrán latentes durante todo el período, pero con estallidos episódicos de menor importancia.
1522 Febrero 13. Carta real de Carlos I perdonando a los comuneros de Cartagena.